jueves, 14 de octubre de 2010

Oktoberfest.

Con retraso, pero Oktoberfest.

Cuando eres Erasmus, no tienes dinero, pero los viajes que te proponen son tan baratos que no puedes negarte. Si lo miras fríamente, pagar 40€ por pegarte una paliza en bus de siete horas de ida y siete de vuelta para estar solo un día en el Oktoberfest y ver Munich corriendo es una matada.
Pero cuando eres Erasmus, no importa. Lo haces y con gusto. Si tienes que esperar una hora y pico a que lleguen los (ocho!) buses y te organicen en ellos bajo el frío de la noche milanesa lo haces, y con gusto. Si el mejor sitio para dormir es en el pasillo del autobús, te estiras en el suelo y duermes, y lo haces con gusto. Si tienes que esperar una hora en la fría mañana de Munich para entrar en una carpa, lo haces y con gusto. Por que a partir de ahí es un non-stop. 
Pretzel mordisqueado.
Cerveza, todo tipo de salchichas alemanas, cerveza, gente vestida con los trajes típicos, cerveza, pretzels gigantes, cerveza y risas es lo que te espera durante todo el día. Ah si, he dicho ya que las jarras de cerveza eran de un litro?





La "subeynopotes" rusa.
Luego está la típica anécdota. Vamos al baño? Dale. Y a los cinco minutos ves que en vez de en el baño estás subido en una montaña rusa. A las 10:00 de la mañana. Sin saber cómo.

Son las tres de la tarde y has bebido durante la mañana. Yo, una persona que nunca ha sido una gran fan de la cerveza se convirtió en la fan número uno de la Löwenbräu. 
Estás en Munich y no sabes cuando volverás así que te pegas la pateada padre hasta el centro ni que sea para poder hacer un poquillo de turismo decente. Y vuelves y te encuentras a los no-turistas completamente borrachos, gritándoles en un alemán inventado a los alemanes. Que tenían tres tipos de reacción. 1)Se reían y hacían una foto con el sujeto. 2)Lo ignoraban. 3)Querían pegarle.
Encuentra al alemán infiltrado.
Y entre risas y risas te das cuenta de que os falta un elemento en el grupo. Lo llamas pero no tiene batería. Te pateas el Oktoberfest mil veces. Vas a la Cruz Roja, al hospital y al centro policial y no aparece. Llamas a toda la gente que conoces por si está con ellos y no aparece. Vuelves al bus media hora antes de que salga por si está allí y nada. Y a los cinco minutos aparece, completamente desorientado. Llamas al escuadrón que se había quedado buscando por el Oktober "che ya apareció". Y vienen corriendo, suben justo al bus para volver a Milán y duermes las mejores siete horas de tu vida. Y luego llegas a tu casa a las 8:00 de la mañana  y ves que tus compañeras de piso aún no han vuelto de donde dios quiera que estén.

1 comentario:

fiona dijo...

jajaja, sarna con gusto...por cierto, has dicho cerveza??? porque es temprano y estoy currando, pero yo un quintico me tomaba! :)