jueves, 24 de marzo de 2011

Síndrome de Diógenes.

Es lo que tiene el estar de erasmus y que no tengas un duro, que todo lo que te encuentras tiene algún uso, seguro. Cuando llegamos a nuestro santo piso sólo había tres vasos. Ahora ya no nos caben. Tenemos vasos grandes y pequeños, vasos de cristal, de plástico, de cubata... Había dos cucharillas y ahora tenemos como una docena de todos los tipos y tamaños: para el café, para el cortado, para el cubata, para el cappuccino, para el latte macchiato... De todo. Estas cosas pues aun sirven, como la taza de Starbucks que se trajo María de Berlin. Después también tenemos la sana costumbre de acumular señales... Tenemos la de la grúa que me encontré un día tirada en la calle y luego la típica de prohibido el paso...
Queda de maravilla colgada en nuestro pasillo.
De echo esta semana han empezado unas obras en la calle de al lado y hemos visto que hay una señal preciosa sin estar atada ni nada...Ya os informaré de como evoluciona la cosa.

La cuestión es que hace unos días celebramos Carnaval y nosotros íbamos de niños perdidos y tal, pero al día siguiente también se celebró en Milán y nosotros no contábamos con eso así que nos fuimos de fiesta vestidos pues de normal... Y en Alcatraz vimos de todo, desde duchas a Cupidos pasando por toreros borrachos e imitadores de vendedores de rosas... Fue genial. Y de repente me encontré en las manos con una capa de caperucita que alguien había perdido. Luego llegó a mis manos una gorra, un sombrero de cowboy, una chapa, rosas... Y acabé vestida con todos esos trozos de vestido y bautizada con el nombre de disfraz de Diógenes... No sé si quedaron documentos gráficos del acontecimiento, los buscaré.

Y como me siento muy generosa estos días, aquí os dejo mi último descubrimiento, el cuál es realmente un regalo para vuestros oídos.

2 comentarios:

juanjomoga dijo...

Muy buena tu anécdota del disfraz de Diógenes xDD

fiona dijo...

jajajaj, disfraz de Diógenes! Y sin gastarte un duro! xD