lunes, 17 de enero de 2011

Planteamientos post-pelicula de madrugada.


Acabo de ver Mi vida sin mí  de Isabel Coixet y me ha dejado algo tocada. Bajo mi punto de vista para que una película sea buena tiene que despertar en mi algún sentimiento superior al de la indiferencia. Tiene que emocionarme, que hacerme reír, que hacerme llorar, tiene que maravillarme o deprimirme; debe demostrarme algo, debe enseñarme. Aquella película que me deje indiferente de principio a fin no es buena. Y ese es mi criterio.

;Lee observando a Ann.
        Pero en fin la cuestión es que Mi vida sin mí me ha hecho pensar que la mía no sería tan distinta sin mí. Es decir ahora mismo seguiría igual para todo aquél cercano a mi. Seguramente mi padre sería el que lo pasaría peor y eso me da mucho más que pensar. Una cosa es saber que todo el mundo es prescindible e substituible. Y la otra cosa es darte cuenta de que evidentemente tu también lo eres. Entonces piensas en qué es aquello que tú aportas a las personas y en el por qué alguien te quiere tener cerca o no, en si eres suficiente, en si te quieren...
        He elaborado una lista mental sobre aquellas personas que creo que me echarían de menos y el tiempo en que estarían haciéndolo. Al hacerla me he dado cuenta de lo realmente insignificante que es la huella que dejamos en el mundo. Esa lista se puede dividir en tres bloques: la familia, que seguramente serán los que te echan de menos a lo largo de su vida. Puede que no todos los días, pero en general si lo harán. En segundo lugar los amigos más cercanos. Al principio seguramente te echen mucho de menos, pero a medida que su vida vaya avanzando se irán acordando menos de ti y aparecerás en su mente en momentos puntuales en los que a ellos les gustaría que estuvieras presente (el por qué es un misterio, pero ellos querrían que estuvieses allí). Y por acabar las personas con las que te has cruzado en determinados momentos de tu vida: compañeros de colegio, de facultad, de trabajo, aquellos qué cuando se haga una cena de antiguos alumnos / antiguos lo que sea, alguno preguntará por ti y el otro dirá: "no lo sabes? Murió hace X tiempo". "-Si? No lo sabia..." Bla bla y se acabó, no habrá anécdotas que contar, sólo te recordarán un momento y seguirán adelante con sus vidas, por qué en el momento en que podías elegir si querías compartirla con esa persona, la decisión fue negativa.
        El hecho de planteármelo así me está deprimiendo de mala manera, (si a vosotros también lo siento, pero no he podido evitarlo). La buena noticia es que mañana (técnicamente hoy) es lunes y eso me alegra. Sí, es lunes y eso me hace feliz.

Tartaletas de la felicidad.
Por un lado llega mi compañera de piso por fin y eso significa que esto volverá a llenarse de risas, conversaciones sin ningún sentido y apariciones del espíritu de Constantino Romero. Y por otro lado podré ir a la pastelería que hace pocos días descubrí cerca de mi casa (hoy la muy maldita estaba cerrada) y comprarme una tartaleta de crema con fresas y unos cuantos buñuelos para desayunar los cuales harán que vuelva a ser feliz y me olvide de todas estas cosas que me da por pensar de tanto en tanto.

Por cierto, a pesar de todo lo que me ha hecho plantearme no dejéis de verla, por qué es una película que  merece mucho la pena, que te hace pensar, darte cuenta de cosas y que ademas tiene momentos tan geniales como este.

1 comentario:

fiona dijo...

Uffff, yo lloro con la peli pero nunca me he puesto a pensar como sería mi vida sin mí y qué gente me echaría de menos...que bajón no??? Pero bueno, está claro que la vida sigue y mientras no te olviden...yo creo eso de que la verdadera muerte es el olvido.

1beso!

pd. mi padre de vez en cuando compra esas tartaletas!!! mmmmm...y otras iguales pero con fresas, piña y kiwi...para morirse! xD